La Historia tenebrosa de la foto del celular:
“Hace algunos años, la prima de un amigo (madre soltera) ganó en su cumpleaños un celular nuevo. Después de un largo día de trabajo ella dejo su teléfono sobre la mesa y comenzó a ver la televisión cuando, luego de regresar de la escuela, su hijo se le acercó y le preguntó si podía jugar con el nuevo dispositivo. Se lo permitió, pero le dijo que no llamara ni enviara mensajes de texto a nadie, situación con la que inmediatamente estuvo de acuerdo el niño.
Alrededor de las 11:20 de la noche, cuando finalmente se cansó de ver la televisión, decidió llamar a su hijo e ir a dormir. Se dirigió a la habitación del niño, sólo para ver que él no se encontraba allí. Luego fue a su habitación para encontrarlo durmiendo en su cama con el teléfono en la mano. Al navegar por su teléfono celular, se dio cuenta de algunos cambios menores, tales como un nuevo papel tapiz, un tono de llamada diferente, etc.
Cuando llegó a la sección de fotos comenzó a borrar las últimas imágenes capturadas hasta que se encontró con la última. Cuando la vio por primera vez, no podía creerlo. Era su hijo, durmiendo en su cama, pero la foto parecía haber sido tomada por alguien más. Era la mitad izquierda de un rostro de algo que aparentaba ser una mujer anciana”.
Antes de que duermas quiero decirte que si crees que nadie te quiere recuerda que yo si te quiero y que siempre estoy ahí en el lugar menos indicado de tu cuarto, viendo como duermes, como respiras, como caminas, como te peinas, como te vistes. Incluso cuando no estás llego hasta extrañarte, pero sé que siempre regresas y tarde o temprano llegará el momento de irnos juntos y ya no regresar, lo ansío y sé que tú también.
En uno de esos tralados, un grupo de compañeros retó a la joven a una prueba de valentía: debía ir al cementerio de noche y clavar una nota en la última tumba del camposanto en la que decía "Yo estuve aquí". La chica, con ansias de ser una más y poder integrarse rápidamente en el grupo, aceptó el reto y esa misma noche se dispuso a cumplir su tenebrosa misión.
Aunque el cuerpo le pedía correr y abandonar el juego, la joven saltó la valla. Caminó entre el frío mármol, las siluetas de las cruces y las sombras de los ramos de flores posados encima de las tumbas.
Cuando por fin llegó a la última tumba, sus ojos estaban empañados de lágrimas y sus manos temblaban por el miedo contenido. Con una chincheta clavó la nota en la que demostraba su valentía y al levantarse para salir corriendo, algo tiró de su falda, atrapándola.
La mañana siguiente, al no tener noticias de la joven, el grupo de chicos se dirigió al camposanto. Allí encontraron su cuerpo inerte, con la falda de su vestido clavada con una chincheta a la última tumba del cementerio. Había muerto... de miedo.
La historia de la sonrisa del payaso es un clásico en los colegios mayores de Madrid, aunque se ha ido extendiendo al resto la comunidad universitaria.
Una joven esperaba el autobús de noche en una de las marquesinas de la zona de Metropolitano, el principal núcleo de colegios mayores de la capital. La zona está rodeada de los parques que forman el campus universitario y, junto con las facultades vacías, logran un perfecto escenario de película de terror.
La espera de la joven fue interrumpida cuando un grupo de jóvenes, supuestamente de aspecto skinhead, que la sacó de sus pensamientos. Empezaron a hablar y a burlarse de ella y, después, comenzaron a forzarla. Para hacer aún más macabro el forcejeo, le dibujaron la 'sonrisa del payaso' para poder violarla sin que ella pudiese gritar.
Este tipo de tortura consiste en hacerle a la víctima un corte en cada lado de la comisura de los labios, de forma que si abre la boca para gritar, la herida se desgarra.
Los rumores de este tipo de agresión fueron tan fuertes que, en 2003, los directores de varios colegios mayores madrileños tuvieron una serie de reuniones para investigar e intentar poner fin a esta alarma que se extendía entre los jóvenes universitarios. Como la mayoría de las leyendas, no se pudieron contrastar los hechos, ya que ningún hospital de Madrid había registrado un paciente con ese tipo de agresión.
"¡Mamá, quiero esa muñeca!" Dijo la pequeña Isabel totalmente nerviosa por tener una nueva muñeca. "Volveremos mañana para comprártela, ¿vale? pero recuérdamelo, Isabel" le contestó su madre en la misma tienda de antigüedades.
Isabel tenía sólo siete años y medio, pero ella podía tener todo lo que le gustaba gracias a su mirada de pena que les ponía a sus padres. Esa misma noche, la pequeña tuvo dificultades para dormirse ya que sólopensaba en su futura nueva muñeca. Incluso si tenía un brazo menos, era la muñeca de porcelana más bonita que había visto nunca. Ella tenía muchas, pero esa iba a ser la más bonita de su colección.
A la mañana siguiente, Isabel desayunó viendo sus dibujos favoritos, como cada mañana. Había soñado tanto con su muñeca que tenía sueño, estaba cansada y ya no quería esa muñeca. Ya no le gustaba. Así que pasó el día enjugazada con otras cosas y no le recordó a su madre que tenían que ir a por la muñeca, porque ya no la deseaba.
Llegó la noche e Isabel fue a acostarse al piso de arriba. Ella tenía miedo de estar arriba sola, así que su madre subía con ella y se ponía en la habitación de al lado a coser. Una media hora más tarde de haberse acostado, una voz aguda despertó a la niña susurrándole al oído: "Subo 1, 2, 3 escalones..." La pequeña Isabel gritó asustada llamando a su madre: "Mamá, hay alguien en la escalera que hace ruido" Su madre la tranquilizó diciendo que no había nada en absoluto. En cuanto la madre abandonó la habitación, Isabel volvió a oír ese susurro que le dijo "Subo 4, 5, 6 escalones..." De nuevo Isabel llamó a su madre. Su madre le volvió a contestar que se tranquilizara, que sería el ruido del frigorífico.
Pero la pequeña voz continuó subiendo las escaleras: "Subo 7, 8, 9, 10 escalones y ya estoy en el pasillo", repitió la pequeña voz con una risa sarcástica.
A la mañana siguiente, la madre de Isabel se sorprendió de despertarse antes de ella. Pero pensó en las dificultades que había tenido para dormirse y pensó que estaría cansada. Pero transcurrida una hora le pareció raro que aún no se hubiera despertado, por lo que subió a ver cómo estaba su hija. La madre gritó con terror viendo a su hija ahogada en su propia sangre y apuñalada más de 17 veces, con el brazo arrancado y viendo a esa pequeña y adorable muñeca de la tienda de antigüedades con el brazo de su hija como sustituto del suyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario